Casares
Aquí nací, en Casares, pueblo blanco de entornos agrestes y naturaleza plena de montaña y mar.
Todavía me veo como cualquier niño, agarrado de la mano de mi abuelo, paseando por sus calles empinadas.
En el corazón de la Costa del Sol, y a las puertas de la Serranía de Ronda, se encuentra el pueblo de Casares.
Un lugar cargado de historia ofrece vistas impresionantes de la Costa del Sol, el Campo de Gibraltar y hasta el norte de África. Combinando la belleza de la montaña y el mar, Casares se extiende desde el paraje natural de Los Reales de Sierra Bermeja hasta playas idílicas del Mediterráneo.
Una de las leyendas más conocidas de Casares es que su fundación se atribuye a Julio César. Se dice que el emperador romano, al curarse de una enfermedad de la piel en las aguas sulfurosas de los Baños de la Hedionda, mandó construir la localidad en agradecimiento. Aunque es solo una leyenda, añade un toque de romanticismo imaginar a Julio César paseando por estas tierras.
Durante la Rebelión de las Alpujarras (1568-1571), Casares fue el centro de las operaciones moriscas, donde se reunieron líderes moriscos y el Duque de Arcos para poner fin a la revuelta.
Cientos de años más tarde, durante la ocupación napoleónica (1808-1814), Casares no sólo no fue ocupada, sino que fue un importante centro de resistencia y liberación hasta la retirada de las tropas francesas.
En 1898 se llevó a cabo el Motín de Casares, una huelga general protagonizada exclusivamente por mujeres, liderada por las propietarias y trabajadoras de los hornos de pan de Casares: las mujeres consumeras. Estas mujeres enarbolaron una bandera de dos franjas horizontales verde y blanca. Mitad verde, mitad blanca. Este hecho en Casares lo inspirará para elegir estos colores para nuestra bandera
Y es que Casares también es famoso por ser la patria de Blas Infante, el padre del andalucismo. Su casa natal se ha convertido en un museo y homenaje a su legado, ofreciendo una visión íntima de su vida y obra.
Es en la subida de la calle Carrera, en el número 51, donde comienza la Ruta de Blas Infante, en la casa donde él nació.
El casco urbano de Casares es un testimonio de su pasado árabe, con callejuelas estrechas y casas encaladas que evocan tiempos pasados. Entre sus joyas arquitectónicas destacan las ruinas del Castillo, la Iglesia de la Encarnación y las cuevas de Ballesteros, la Hedionda y la Sima de los Huesos, todos ellos puntos que no deben faltar en cualquier recorrido por el pueblo.
La naturaleza ha sido generosa con Casares. El paraje natural de Los Reales de Sierra Bermeja es una espectacular cadena montañosa que se eleva hasta casi 1.500 metros, albergando uno de los bosques de pinsapos más importantes del mundo. Este entorno ofrece numerosas rutas de senderismo para todas las edades y niveles, convirtiéndolo en un paraíso para los amantes del aire libre.
Casares no solo ofrece montañas y senderos; sus playas, como Playa Ancha, Piedra Paloma, Playa Chica y Playa de la Sal, están equipadas con todos los servicios necesarios para disfrutar de un día perfecto junto al mar.
Casares y Blas Infante
Nací el 5 de julio de 1885 en Casares, un encantador pueblo de Andalucía. Mi padre era secretario del Juzgado de Casares, y mi madre provenía de una familia acomodada de agricultores. Junto a mi hermano menor, Ignacio, crecí en un entorno que me enseñó la importancia del esfuerzo y la dedicación.
“Mi pueblo está allí, en el extremo levante de una vertiente meridional, anidando como un aguilucho sobre lo alto de un avanzado peñón, mirando de frente eternamente los escarpes de África, sobre el Estrecho, percibiendo en su costado el alentar del mar interior que muge dulcemente durante los días de calma…”
Mi abuelo, Ignacio Pérez de Vargas y Salas, fue alcalde de Casares durante 20 años. Fue él quien me animó a dedicarme al estudio, y gracias a su influencia, desarrollé un profundo amor por el conocimiento y la justicia. Casares fue el lugar donde tuve mi primer contacto con el mundo laboral, un aspecto que me marcó profundamente y me acompañó durante toda mi vida.
A los 11 años, mi hermano y yo nos trasladamos al internado de las Escuelas Pías de Jesús Nazareno en Archidona. Regresé a Casares en el año 1900 para trabajar como escribiente en el Juzgado Municipal. Este trabajo despertó en mí un interés por el derecho, lo que me llevó a matricularme en la Universidad de Derecho de Granada en 1904.
En 1918, con el deseo de fomentar el espíritu andaluz y promover nuestra identidad cultural, fundé el Centro Regionalista de Casares. Este centro alcanzó su máximo apogeo a principios de los años veinte, con más de 600 asociados. Sin embargo, el 26 de diciembre de 1926, durante la dictadura de Primo de Rivera, el centro fue disuelto. Esta época fue especialmente difícil, ya que el Centro Regionalista Andaluz de Casares sufrió una gran crisis debido a la acción de la Unión Patriótica de Casares.
A pesar de estos desafíos, el andalucismo histórico volvió a renacer en Casares el 4 de junio de 1930, con la creación de la Sociedad Centro Andaluz de Casares. Esta sociedad estuvo activa hasta el 8 de mayo de 1932, cuando se disolvió para integrarse en un frente único de todas las fuerzas progresistas de Casares, la Sociedad La Defensa del Trabajo, un sindicato de carácter obrero.
Uno de los momentos más significativos para Casares ocurrió en mayo de 1976, cuando el alcalde José Navarro Ferrer decidió inaugurar un monumento en mi honor en la Plaza de España. Este acto fue considerado como el primer gesto de transición política andaluza en homenaje a mi labor como precursor del andalucismo, después de mi fusilamiento en 1936 y cuando la dictadura estaba llegando a su fin. A pesar de las oposiciones del gobernador civil de Málaga, el monumento fue colocado en la plaza, simbolizando la resiliencia y el espíritu indomable de Casares.
Casares, con su belleza y su rica historia, siempre será un lugar especial para mí. Su influencia se refleja en mi trabajo y en mi lucha por una Andalucía digna y justa. Cada rincón de este querido pueblo me inspira y me llena de orgullo.
¿Qué ver en Casares?
Hoy te invito a descubrir Casares, un lugar que llevo en el alma y que te fascinará con su mezcla de historia, belleza natural y patrimonio cultural. Déjame ser tu guía en este encantador pueblo blanco de Andalucía.
Castillo de Casares y Zona Alta
Comenzamos nuestro recorrido en el Castillo de Casares, una fortaleza medieval del siglo XIII que, aunque hoy solo conserva sus muros y las ruinas de la Torre del Alcázar, ofrece unas vistas impresionantes de los alrededores. Desde este punto elevado, podrás imaginar cómo era la vida en tiempos pasados y disfrutar de un paisaje que parece salido de un sueño.
Junto a los restos del castillo, encontrarás la Ermita de la Veracruz, una pequeña construcción de piedra y cal, y la Iglesia de la Encarnación, erigida sobre una antigua mezquita. Esta iglesia, conocida también como la Iglesia del Castillo, data del siglo XVI y es de estilo franciscano-capuchino. Su nave y torre-campanario con detalles mudéjares son verdaderas joyas arquitectónicas. No te pierdas el cementerio municipal y el Centro Cultural de Blas Infante, ubicado en su parte trasera, un lugar que guarda parte de mi legado y mi amor por Andalucía.
Casa Natal de Blas Infante
En la calle Carrera nº 51 se encuentra mi casa natal, convertida en museo desde el 28 de febrero de 1998, Día de Andalucía. Esta vivienda es un reflejo de mi vida y obra, y en sus tres salas podrás conocer más sobre mi biografía y mis escritos. Además, en Casares encontrarás numerosos azulejos con citas y mensajes míos, que te guiarán a través de la historia y el espíritu de nuestra tierra.
Plaza de España y Monumentos
La Plaza de España es el corazón de Casares, un lugar lleno de vida y actividad. Aquí encontrarás la Fuente de Carlos III, del siglo XVIII, y el monumento a mi persona, con mi busto presidiendo la plaza. La Iglesia Parroquial de San Sebastián, del siglo XVII, destaca por su veleta y alberga la imagen de la patrona de Casares.
Miradores y Vistas Impresionantes
Casares está repleto de miradores que ofrecen vistas espectaculares. Entre ellos, destacan el Punto Panorámico de Casares, el Mirador del Castillo, y el Mirador de la Peña Pepe Largo. Estos puntos te permitirán apreciar la belleza natural de la región y capturar la esencia de este lugar encantador.
Paseo por el Laberíntico Centro
Perderse en las calles empedradas de Casares es una experiencia que no debes perderte. Sus fachadas encaladas, flores en las ventanas y antiguos arcos de entrada te transportarán a su pasado medieval. Los arcos en la calle de la Villa y la calle Arrabal son testigos de la rica historia de Casares.
Baños de la Hedionda
Un lugar de leyenda, los Baños de la Hedionda, conocidos desde la época romana, son famosos por sus aguas termales ricas en azufre. Julio César, según cuenta la historia, se curó de una enfermedad hepática en estas aguas. Su color azul intenso y el entorno natural que los rodea los convierten en un lugar de visita obligada. Además, cerca de los baños encontrarás un curioso puente de piedra que añade un toque pintoresco al paisaje.
Playas y Naturaleza
Aunque Casares es un pueblo de interior, su término municipal incluye algunas playas encantadoras como Playa Ancha, Playa Chica, y Playa de la Sal. Estas playas ofrecen un refugio perfecto para relajarse y disfrutar del mar.
Oficina de turismo de Casares
📍C. Villa, 29, 29690 Casares, Málaga
📞 952 894 126
🌐 spain.info/es/oficina-municipal-turismo-casares/
📧 registro@casares.es
Siguiendo los pasos de Blas Infante
Archidona
En el interior de la provincia de Málaga, estudié Bachillerato, conocí la realidad de los jornaleros andaluces y escuché la música que luego trasladé al himno de nuestra Andalucía. Aquí se forjaron mis ideales.
Cantillana
Aquí viví 13 intensos años, donde me dio tiempo a abrir mi notaría y escribir el himno de Andalucía. En este bello pueblo de Sevilla conocí a buenos amigos que me abrieron los ojos sobre el problema del campo.
Castro del Río
Con este pueblo tengo un vínculo ideológico más que físico. Proclamado como la «Capital del sindicalismo cordobés», Castro del Río influyó y afianzó aún más mi compromiso con el problema agrario.
Coria del Río
A orillas del Guadalquivir, en Sevilla, es el último lugar donde habité. Pueblo de gran belleza, Coria del Río ha conservado un rico patrimonio gracias al cuidado y cariño de sus gentes.
Isla Cristina
En los límites de la provincia de Huelva, aquí pasé una estancia llena de vida, sal y luz. Alegre y vital, ciudad atlántica donde encontrar la paz de la naturaleza.
La Puebla del Río
Pueblo vecino y muy cercano a mi propia casa, donde ofrecía ayuda y asesoramiento a los jornaleros de la zona. La puerta de uno de los parajes naturales más importantes del planeta: Doñana.
Manilva
Aquí pasé veranos inolvidables, es un enclave ideal donde disfrutar de su sendero litoral y del paisaje de viñedos que miran hacia el Estrecho de Gibraltar.
Peñaflor
La localidad donde conocí el amor y tuvo lugar mi casamiento. Situado entre el Valle del Guadalquivir y Sierra Morena, un lugar ideal para el senderismo.